Para poder realizar correctamente mi trabajo y obtener el máximo que el caballo nos puede ofrecer, debe haber una comunicación asídua y transparente entre el veterinario clínico del caballo, el propietario y el podólogo.
En muchas ocasiones, sucesos como caídas, lesiones tendinosas, ligamentosas, y/o articulares, enfermedades metabólicas, disminución en el rendimiento... No son comunicadas al podólogo equino y debido a la falta de información, observa cambios repentinos a los que no puede atribuir una relación causal.